domingo, 14 de marzo de 2010

Capítulo 2.- Del Desamparo Y Sus Estelas

Se recuesta en eldivan y habla …Cuando era niño vivíamos en Chihuahua , yo fui un niño bueno, aplicado, de dieces siempre, me querían mis maestras, a medio día, al salir de la primaria caminaba para llegar a mi casa, era un camino largo a veces acababa muy acalorado y hambriento, iba deseando la sombra de mi casa y esperando que hubiera comida, al entrar dejaba mi bolsa con libros en una silla junto a la puerta y la esperaba, minutos después ella llegaba del trabajo, también acalorada, se quitaba el vestido, botaba los zapatos y me pedía que le diera masaje, “sóbame la espalda” me decía, yo era un niño, aun que ya no tan chiquito, tenía como doce años, y ella solo traía un fondo delgadito se veían los perfiles de los pelos de su pubis, sus pechos y sus pezones, sus nalgas, casi como si estuviera desnuda, yo sentía que era un alago que me pidieran que las sobara, me sentía apenado porque me excitaba, y sí sin decir nada la sobaba y la sobaba, pero pasaban los minutos y las horas, entonces el cansancio me iba invadiendo, yo no me atrevía a decir nada, mis manos se dormían, las palmas me picaban, mis brazos apenas resistía, me agotaba y ella no decía algo como “ya gracias, o suficiente” o algo, para que yo pudiera descansar, algo, no, yo me agotaba y ¡nunca era suficiente!, aun que digan que a todo se acostumbra el hombre ¿verdad doctora?,,, se hace el silencio y Ella finalmente dice … a partir de que mamá había dejado a papá, la sentías capaz de cualquier cosa, desde luego de dejarte a ti, parece que ese niño no se atrevia a alejarse de mamá y decirle no tengo ganas y no dejaba de sobar y sobar ¡y lo hacía para que no lo dejaran, para que no lo abandonaran! porque estaba asustado, ahora, sigues haciendo lo que no te gusta, lo que no quieres hacer para no perder a tus “amigos”,,, él no dijo nada se quedó callado sintiendo como se iluminaba el horror, viéndolo ahí agazapado y poderoso, finalmente habló … no sé si era viernes o lunes, no era martes, creo, ¿no?, si, bueno no importa, pero llegaron con el gas y no me habían dejado el dinero los vecinos, eso no me gusta, ¿por qué tengo que poner de mi bolsa? así que por primera vez, decidí que no dejaran gas hasta que todos hubieran pagado, me dio mucho miedo hacer eso, seguro por lo mismo, seguro, y, aunque claro la del departamento dos no quiso pagar, dijo que ella no usaba gas, que ella no tenía porque pagar lo de los demás, que ella siempre paga todo, en fin se puso sumamente difícil y yo, no me atreví a cerrar la llave del gas que surte su departamento, hubiera querido hacerlo pero no pude yo sé que debí haberlo hecho, cuando fui a cobrarle ella abrió la puerta y andaba en fondo cuando ,,, y se calla, el silencio da cuenta de que está a punto de descubrir cómo se actualiza el miedo del niño, Ella le pregunta …¿es como tu mamá abusiva y seductora?,,, y él dice …!no! no para nada doctora no, pero si es diferente, no para nada. ¿O será? ¡cómo estar con mi mamá!

Ella lo sabe por que así fue, igual, para Ella con la señora del encierro, la que habla rápido y fuerte, es gorda, muy gorda, desconsiderada y egoísta, también tiene las manos pintadas como encajes, se ven distintas no tan bonitas estas manotea el aire disponiendo y mandando, sus aretes son grandes bailan, brillan, tienen destellos que titilan cada vez que habla y ordena, a veces manda quedito, pero con Ella es distinto, siempre le habla a gritos, y la niña entiende que se desespere, porque Ella no entiende nada, entonces ¿por qué va a ese lugar donde está la mujer gorda que la maltrata, que le habla feo?, ¿por qué se pega a su vestido?, Ella siente que la ve como si fuera una niña tonta y sin embargo al día siguiente, siempre, en algún momento se le acerca, busca algo que sabe que ahí no está, a Ella no le gusta hacer eso y sin embargo lo hace, llora y se pega a las piernas de la mujer gorda e insolente, altanera, de la persona que peor la trata. Ahora sabe que se le acercaba porque se parecía a mamá, porque le hablaba igual, aunque no comprendiera las palabras, la intención de dañarla era clara, y ahí estaba en los tonos, en los ademanes, en los ojos que la miran apenas y como cosa y no como niña, eran iguales …¡quítate!,! hazte a un lado, estorbas!, ¡no molestes!, ¿qué no sabes hacer otra cosa que estar estorbando?, !mirate, que no te fijas ! ¡ve a hacer algo útil!,,,


El paciente llega, entra al consultorio aclarando su garganta, se recuesta en el diván y dice …Estaba recordando cuando me pedia mi mamá que la sobara, realmente tenia once años no doce como le dije, realmente me cansaba tanto, y de verdad no me atrevia a dejar de sobarla, aveces se quedaba dormida y yo seguia, sabiendo que ya no se dabsa cuenta, bueno queria decirle eso,, hace una pausa y continua ...!doctora es que me molesta tanto no poder decir las cosas con claridad!, vendí el coche ¡finalmente!, y la señora que lo compró vino a recogerlo, cuando ya se lo estaba llevando, se detuvo y por la ventana me dijo medio lloriqueando, “¿se lo puedo dejar aquí unos días y que lo venga a ver el mecánico aquí?” yo no quería no tengo lugar yo para tener ahí un coche, pero estaba a punto de aceptar, cuando pasó caminando por ahí la vecina del dos, la que no paga el gas, la escucho y le dijo, “no, si usted no vive aquí no puede dejar su coche” la compradora hizo una mueca de fastidio, arrancó, y se fue, me quedé mirando a las dos mujeres resolver el problema, recuerdo un día, cuando era niño me subí a la higuera, yo siempre le daba vuelta a ese árbol, no me gustaba acercarme ni subirme porque en primavera se llena de gusanos, de esos azotadores, me asustan hasta la fecha, a mi papá también le asustaban él también le daba la vuelta a la higuera, pero no sé porque, si se nos atoró una pelota o un papalote, pero me subí, y estando ahí arriba descubrí un azotador que estaba exactamente en mi ruta para bajar del árbol, ni sé por qué le estoy contando esto, pero recuerdo que me quedé mucho tiempo ahí, hasta que pasó mi mamá la llamé llorando y ella se acercó a ver qué era lo que me sucedía y cuando comprendió mi aflicción , fastidiada estiró su brazo y con su dedo índice de un garnuchazo tiró el animal y se alejó, creo que me dijo algo como que era un llorón o que era fácil hacerlo, no lo tengo claro,,, Ella le dice …la señora del dos, como tu mamá, te salvó del gusano, te salvó de ti mismo, de tu miedo a decir no,,, el paciente comenta …esa vecina me conoce mejor que yo, y se lo agradezco por que de veras me cuesta mucho trabajo decir que no,,, …sí, ella sabe intimidarte porque conoce tus miedos, y logra que a veces, te conduzcas como un niño asustado,,,
La señora con sus pulseras tintineantes, la llamó con la mano, Ella no quería ir pero fue, deslizó sus piez sobre los mosaicos evidenciando su ambivalencia, le extendió la mano pidiéndole lo que traía en la boca, Ella no se lo quería dar pero se lo dio, era el huesito de un dátil, lo recibió con una mano y con la otra la golpeo en la cara y la señaló con el índice entre los ojos, diciendo algo que en ese momento entendió era una orden, algo como “no debes tomar nada de la cocina”, en Guanajuato tomaba de la cocina lo que quisiera y siempre la alentaban las nanas, la convidaban, esa era la primera vez que descubría que las cocinas tenían reglas y que no todo lo que había ahí estaba a su disposición.

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